Cada ver que iba a Moriles me pedía unos maravillosos flamenquines de pollo, qué maravilla de flamenquín, he hecho mi versión sin gluten de estos maravillosos flamenquines cordobeses.
Qué ricura de receta, qué maravilla, qué sabor, los niños se la comerán sin rechistar, el marido también, vamos a rizar el rizo y vamos a hacer los flamenquines de pollo sin gluten.
Esta receta me trae recuerdos a patios floreados, llenos de geranios, a sol, a hierba, de lunares y farolillos.
Córdoba y sus flamenquines, sus patios de flores, sus macetas y sus mantones de manila. Qué ganas de volver a visitarte y esta vez en compañía de mis hijos.
Vamos a ir poniendo el aceite a freír en una sartén grande porque hoy comemos flamenquines de pollo cordobeses.
Vamos a hacer unos flamenquines de pollo de jamón y queso y otros de jamón serrano.
Ingredientes para hacer los flamenquines:
- Filetes de pollo no muy gruesos.
- Jamón cocido en lonchas.
- Queso en lonchas.
- Jamón serrano en lonchas.
- 2 huevos grandes.
- Pan rallado sin gluten.
- Abundante aceite para freír.
- Film transparente.
- Rodillo o maza de cocina para aplastar los filetes.
Cómo hacer los flamenquines de pollo:
Lo primero es cortar un trozo grande de film transparente y poner el filete de pollo en medio, cubrimos con el film transparente y lo golpeamos con un rodillo o maza para poner el filete lo más fino posible.
Veremos que el filete se va agrandando y afinando.
Cuando consigamos el tamaño deseado, sazonamos, y le ponemos encima una loncha de jamón y otra de queso o dos de jamón serrano.
Ahora hay que enrollar el filete, nos ayudamos del film para darle la forma de rulo.
Pasamos por pan rallado, luego por huevo batido y otra vez por pan rallado. Así conseguimos un rebozado más consistente.
Apretamos un poco el flamenquín de pollo para que los extremos queden más compactos.
Ahora solo queda freírlos en abundante aceite caliente.
Una vez fritos los pones sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite.
Si no los vas a cocinar inmediatamente puedes reservarlos en la nevera en un tupper o congelarlos para otra ocasión.
Son super socorridos cuando no sabes qué hacer de comer y los tienes congelados esperando a ser fritos.
Los puedes hacer también al horno si quieres reducir las calorías, pero están más ricos fritos.